La compresión de aire es un proceso energéticamente caro. En muchas plantas industriales, el sistema de aire comprimido se encuentra entre los mayores consumidores de energía, alcanzando hasta el 70% de los costos operativos.
Las fugas de aire representan un consumo de energía desperdiciada y provocan caídas de presión, que afectan el funcionamiento de los equipos y, en consecuencia, la productividad.
En la mayoría de los casos, los equipos no son parados durante los periodos no productivos y su uso inapropiado repercute en el consumo eléctrico.
Los servicios de auditoría permiten identificar potenciales de ahorro de energía eléctrica dentro de un sistema de aire comprimido, que beneficien tanto sus resultados como la sostenibilidad ambiental.